jueves, 15 de febrero de 2007

Construcción de la Estación Espacial Internacional

Construcción de la Estación Espacial Internacional

En 1992 se produce un avance fundamental en el acercamiento entre los programas espaciales ruso y americano con la firma del acuerdo para la realización de una misión conjunta entre el transbordador americano y la Mir. El año después se firma el acuerdo ya mencionado para la construcción conjunta de la Estación Espacial Internacional o ISS, fusionando los proyectos de la Freedom y la Mir 2. En el marco de la llamada Fase 1, el transbordador espacial se acopla con la Mir en nueve ocasiones y siete astronautas americanos permanecen en ella varios meses entre 1995 y 1998.

Además nueve cosmonautas rusos viajan en el transbordador en varias misiones. Durante esta fase, ambos países adquieren experiencia en coordinar sus respectivos programas espaciales, así como en la construcción de la ISS: se prueban procedimientos críticos como el acoplamiento del transbordador a una estación, el ensamblaje de módulos, actividades extravehiculares conjuntas, prueba de nuevas tecnologías, etc.

En un principio la primera pieza de la estación debía ser el módulo de servicio ruso (SM), similar al módulo central de la Mir, que proporcionaría un lugar de trabajo y vivienda para tres astronautas. El primer módulo americano debía ser el Nodo 1, concebido como punto de atraque para módulos americanos posteriores.

Sin embargo, la NASA no vio con muy buenos ojos el que el primer módulo, y el más importante en la primera etapa, fuese ruso. Además, consciente de las deficiencias de la parte americana en cuanto a almacenamiento de combustible y propulsión, propuso que la primera pieza fuese un módulo de servicio de construcción rusa, muy similar a los módulos acoplados a la Mir. De esta forma, la parte americana ganaba en capacidad logística.

Pese a todos estos contratiempos, el 20 de Noviembre de 1998, dos años más tarde de lo previsto, fue lanzado desde Baykonur el módulo Zaryá mediante un cohete Protón. En Diciembre, el transbordador Endeavour acopló Unity con éxito durante la misión STS 88.

A pesar de este buen comienzo, la NASA es consciente de la dependencia de la ISS de la participación rusa, imprevisible a largo plazo, por lo que ha aumentado sus esfuerzos para reducirla. De este modo, ha fomentado la construcción por parte de la ESA de un vehículo de carga automático (ATV, Ariane Transfer Vehicle) que pueda sustituir a las Progress M, y ha creado el programa X-38 destinado a proveer a la NASA con un vehículo para la evacuación de la tripulación en caso de emergencia, eliminando la dependencia de las Soyuz.

En vista de los problemas económicos, la Agencia Espacial Rusa decidió vender a la NASA la participación científica en los laboratorios rusos por 60 millones de dólares, a cambio de ayuda financiera para terminar el SM a tiempo, con lo que Rusia abandona cualquier implicación en la ciencia desarrollada en la ISS.

La ISS es el laboratorio espacial más caro y complejo de la historia de la humanidad. A bordo se llevan a cabo experimentos de biología, dinámica de materiales, observación de la Tierra o astronomía entre otros. A parte de Rusia, EE.UU., Japón y la ESA, también participan Canadá, Brasil y Ucrania, convirtiendo a la ISS en un proyecto global.

La llegada a la Luna

La llegada a la Luna

20 de julio de 1969. Por las pantallas de los televisores conectados por mundovisión con el espacio, van a llegar imágenes de un sueño que se está convirtiendo en realidad: la conquista de la Luna.

Para el primer "alunizaje" de la historia se ha elegido un lugar situado en la parte centro-occidental del Mar de la Tranquilidad. Y es en este perdido "cráter" selenita, donde se encuentra el LEM con sus cómicas y largas patas de araña, desde donde se lleva a cabo el diálogo con la base de Houston, la "radiocrónica" de la conquista de la Luna.

Neil Armstrong ha descendido apenas sobre suelo lunar, ha dejado la primera huella y ha pronunciado, al descender de la escalerilla, la histórica frase (preparada, claro): "Es un pequeño paso para un hombre, pero un gigantesco salto para toda la humanidad".

Aldrin fue el segundo astronauta en pisar suelo selenita. En un momento de la transmisión comenta: "Desde aquí se aprecia un panorama bellísimo. Es un poco parecido a algunos desiertos de los Estados Unidos". El diálogo continúa, naturalmente, hasta el momento de subir de nuevo a bordo. Han transcurrido más de catorce horas, todas utilizadas para realizar importantes experimentos y recoger muestras, cuando el LEM "Eagle", el águila, vuelve a su nido, al módulo de servicio "Columbia" en el que se ha quedado esperando Michael Collins.

La conquista de nuestro satélite natural fue la lógica conclusión de un programa iniciado en mayo de 1961, cuando el entonces presidente de los Estados Unidos John Kennedy anunció la decisión del país de impulsar con todas sus fuerzas este proyecto.

Las etapas tecnológicas que hicieron posible la conquista de la Luna habían sido superadas aun antes de 1961, y fueron cubiertas por dos programas: "Mercury" y "Géminis". Iniciado en 1958, el proyecto "Mercury" era un programa terminado y, en el contexto de la empresa "Apolo-Luna", representó el primer paso para realizar un vehículo espacial capaz de llevar un hombre a la superficie selenita.

El segundo escalón, representado por el programa "Géminis", permitió llevar a cabo un vehiculo mucho más avanzado, capaz de transportar a dos hombres. Durante las 10 misiones "Géminis" enviadas al espacio entre marzo de 1965 y noviembre de 1966, los astronautas aprendieron a realizar actividades extra-vehiculares, a efectuar maniobras de "rendez-vous" en órbita y a llevar a cabo experimentos científicos limitados.

La verdadera prueba de que el hombre podía soportar la ausencia de gravedad, sin efectos negativos durante un período suficiente que permitiera realizar el viaje Tierra-Luna, surge de la misión "Géminis 7" que se prolongó catorce dias: del 4 al 18 de diciembre de 1.965.

El proyecto Apolo siguió llevando astronautas a la Luna hasta que fue abandonado, después del Apolo 17, por razones económicas.

Vuelos a Marte causarían infertilidad

Los años de radiación cósmica, la falta de calcio y la atrofia muscular pueden destruir las funciones sexuales.

(Clarín) Según el cosmonauta y médico ruso Valeri Poliakov, las largas travesías futuras a Marte implican el riesgo de que los viajeros pierdan la capacidad de procrear.

Poliakov, quien ostenta el récord de permanencia en el espacio —437 días y 18 horas, a bordo de la estación espacial Mir—, hizo esa afirmación ayer en Moscú, durante una rueda de prensa en la que explicó los problemas médicos que acarrea una misión prolongada en el espacio.

Los años de radiación cósmica, la falta de calcio y la atrofia muscular pueden destruir las funciones sexuales, evaluó el cosmonauta. "La función reproductiva del hombre se perdería completamente en los vuelos de ida y vuelta a Marte", consideró.

Poliakov volvió a nuestro planeta el 25 de marzo de 1995, con la certeza de haber demostrado que el ser humano es lo suficientemente resistente a la ingravidez como para viajar a Marte.

Según Poliakov, al planeta rojo deberían ir sólo astronautas experimentados y con una planificación familiar cerrada. "Yo tengo 62 años y mi mujer me deja volar, porque de todas maneras no puede retenerme", comentó.

El período óptimo para volar de la Tierra a Marte se produce cada 15-17 años, cuando se acercan sus órbitas. Los próximos períodos se esperan para 2017-18 y 2030-32. El 30 de mayo pasado, el Instituto de Problemas Médico-Biológicos de la Academia de Ciencias rusa presentó un proyecto de imitación del vuelo a Marte, por el cual una tripulación pasará 500 días encerrada en un simulador de nave espacial.